Apreciado Papa Noel:
No he tenido tiempo de ser ni muy buena ni muy mala, este año por el trabajo de mi dulce de leche que lo lleva a viajar más que Willy Foc, me he pasado la mayoría de los días detrás de la Señora de Murcia mientras fabricaba las extremidades, órganos vitales y demás complementos a su hermana, la Señora de Albacete, todo esto además de trabajar también de lo mío, que me ha dejado unas arritmias nivel montaña rusa de Port Aventura. Tengo la vejez prematura en el cogote y eso, maifren del Polo Norte, no se paga con dinero pero sí haciendo realidad las peticiones que expongo a continuación:
Que el día tenga 38 horas y que dos de ellas sean por decreto ley obligadas y patrocinadas por la Seguridad Social, para que las madres y padres puedan leer libros con tramas en las que no aparezcan la caperucita, frozen o los tres cerditos.
Un Apple Store infantil dónde pueda comprar la APP de «operación pañal» y la de «operación chupete».
Un metabolismo que queme sólo con pestañear las grasas saturadas de la panadería de la esquina.
Un útero artificial para embarazadas que por las noches puedas dejar al cigoto y que te de para dormir boca bajo, de lado y haciendo piruetas y no en una única posición a lo Estífen Hawking ni desvelándote cada tres horas con ganas de orinar.
A diferencia de mi primer parto que me dejó los bajos nivel REHAB de Amy Winehouse, que esta nueva niña salga de un estornudo sin un punto ni medio y, a poder ser, con la actualización de «dormir del tirón» ya de fábrica.
Una nevera superdotada con cuenta de instagram que compre alimentos sanos y equilibrados para poder hacer recetas healthy y cuquis y tenga un compartimiento secreto para sobrellevar los momentos «rabietas infantiles» con turrón de Suchard o otros menesteres menos babyfriendly.
Una lavadora con sensores que te detecte a las 24 horas que por allí no ha pasado ni el tato y vuelva a lavarte la ropa con el programa adecuado para cada prenda y con el modo «planchado para padres al borde del ictus» en modo ON.
Un café con metanfetaminas para padres que te de chicha in da morning para levantarte, preparar el desayuno, hacerte el tupper, vestir a tu cachorro, preparar la mochila, llevarla a la guarde, irte a trabajar, rendir durante ocho horas, ir a buscarla con el cronómetro en el cogote, comprar la cena/desayuno/tupper de mañana intentando que tu hija no deje el establecimiento en banca rota, volver a casa, jugar, intentar educarla, hacerle el baño, la cena, leer un cuento, leer otro, pelearte porque se han acabado los cuentos, hacer llave judoca para que se duerma, cenar tú, tener una mínima conversación con tu príncipe/cesa azul, lavarte los dientes e irte a dormir sin tener que ir dando esquinazo a la muerte súbita.
Tele transportarme desde casa a la guardería, de la guardería al trabajo, del trabajo a la guardería, de la guardería al súper y del súper a casa, en clase business, o, en su defecto, un sensor pegado a mi persona para que los autobuses detecten que ya estoy en la parada y vengan a recogerme sin tener que sacar la tienda de campaña con una fogata para no morir congelada.
Y si no pudieras o pudieses hacer realidad mis peticiones por no estar homologadas en la vida real, te pediría que hicieras al menos realidad una que está en manos de unos pocos y que podría beneficiar la vida de muchos/as de nosotros:
HACER POSIBLE LA CONCILIACIÓN FAMILIAR
Siento si te lo he puesto un poco difícil.
Besis
#TeQuieroTío
1 comentario en “Carta de una madre a Papa Noel”