Son las nueve píem. Ya hemos finalizado con el baño, sobrevivido a la cena, a lavarse los dientes y mientras mi pequeña terrorista chiíta está delinqueando por el pasillo, mañana será otro día y ya valoraré las consecuencias, yo estoy picando cosas de esas que engordan solo con leer la etiqueta y ojeando instragram.
«Venga, a dormir» digo cuando escucho en su habitación como vacía el contenido de una caja repleta de playmobils. «No Gaziaz» se oye en la lejanía.
La pongo en la cama con una llave judoca. Desde que con el embarazo he ganado unos kilos nivel luchador de sumo, ya ni se resiste. Yo caigo en coma a los diez segundos. Ella hasta que el aburrimiento de no poder moverse por tener un brazo que pesa diez kilos encima, la hace quedarse dormida.
Cuatro aéme. Unos rizos me hacen cosquillas en la nariz «Mamiz, chupeeeteeee». Sí, Diana Ross duerme conmigo en la cama. Estoy embarazada de 6 meses, de rodríguez durante la semana hasta mediados de diciembre y su habitación está en la otra punta de la casa: DON’T JUTGE ME, soy una surviver.
Busco el chupete. Lo tiene pegado en la cara. Se lo enchufo en la boca y la vuelvo a tapar con el edredón, que a mi cachorro le gusta dormir en cueros aunque en la habitación haga más frío que en el muro de los Siete Reinos. La susodicha empieza su juego antes de dormir: buscar mi lóbulo de la oreja que le da gustito frotarlo hasta dejarlo en carne viva y liso a lo papel de fumar. Intento conciliar el sueño bajo estas condiciones de tortura nivel guantánamo hasta que la Señora de Albacete decide que es la hora de empezar con el aeróbic. Patadas de una, pellizco en el lóbulo de la otra, patadas de una, pellizco en el lóbulo de la otra… me rindo. Miro el reloj rezando para que sea ya la hora de levantarse. Las cuatro y media.
Voy a la cocina a zamparme un paquete de magdalenas con leche. El mejor remedio para colapsar los órganos vitales, las arterias y darle a la micromarichochi cosas con las que distraerse. El plan es todo un éxito, se queda quieta. Vuelta a la cama con un ardor que podría encender una hoguera de san juan de un eructo. Vuelta a la izquierda. No puedo dormir. Vuelta hacia arriba. No puedo respirar. Vuelta a la derecha… WAIT… ¿era la derecha la posición prohibida para…. ?
Cosquillas en la nariz, again. «Mamiz, a pitidaz té caca».
Cinco y cuarto. Niña levantada con olor a cadáver putrefacto. Me levanto como puedo, voy a la otra punta de la casa a buscar pañales y toallitas. Oigo unos pasos detrás de mi. Una peluca afro con voz carajillera dice «A shugar?» «No, a dormir». La cambio aguantándome las náuseas. Ha pasado de dejar caquitas inocente de bebé a un tortel de lavabo de carretera.
Ha rebosado. Pijama manchado. Mal asunto.
Cambio pijama, cambio sábanas. Hago llave judoca, again.
La Señora de Murcia me toca el lóbulo de la oreja, again.
No encuentro la postura, again.
La Señora de Albacete empieza a estirar, again.
Sigo oliendo a caca, ¿me habrá quedado algun resto en…
Algo me despierta.
Me estoy meando.
Diez minutos más, fordayisuscraist.
La Señora de Albacete presiona la vejiga a pataditas.
Diez minutos más por-favor-te-pido.
Cosquillas de nuevo en la nariz «Mamiz, bibi». Intento hacerme la dormida.
Me meo. Me meo. Me meeeeeeo.
Me levanto y voy corriendo al baño. Diana Ross me sigue reclamando su bibi.
De lejos suena el despertador dando la bienvenida a un nuevo día.
Puta bida, tete.
Jajjaaj bonissim! Em sento tan identificada amb tu….la meva petita terrorista demà fa els dos anys y es exactament igual que Matilda…pero en lloc de tocar-me l’orella fa el mteix amb elmeu coll…puta bida
jajajajajajajaja és que ni per quedar-se dormida ens donen una mica de descans… Puta bida… 😉
Jajajajaja eres una crack, ánimo jefa que puedes con ellas 😉
Ouyeah 💪🏻