Dirty Dancing

Apreciado diario:

Todos guardamos UN SECRETO que no queremos compartir. Que nos hace débiles. Que nos mancha el impecable currículum.

Ese pequeño detalle que nos hace imperfectos, y yo…. NO IBA A SER MENOS…

Y es que cuando trabajas en el audiovisual siempre hay una pregunta que te hacen casi obligadamente:

-¿Qué película es tu preferida?

Hay el que habla de esa peli indi del Verdi hecha por un coreano que habla del sentiminento profundo que nace BLA-BLA-BLA. Hay el que dice que tiene un ranking que empieza por ‘Ciudadano Kane’ y BLA-BLA-BLA, y hay el que COMO YO MIENTE y dice ‘Los Goonies’.

Y no me malinterpretéis, los Gonnies está en mi top ten, pero no fue la película que marcó un punto de inflexión en mi vida.

Hay una película que marcó un antes y un después de mi infancia. Que me enseñó lo que era el erotismo sin ver siquiera una teta. Que me enseñó que un verano en un camping para ancianos puede ser más divertidos que una semana en Ibiza.

Por fin voy a confesar mi secreto…

Y dejar de disimular…

Y dejar de hacerme la chuleta…

HA LLEGADO EL MOMENTO DE CONFESAROS CUÁL FUE LA PELÍCULA QUE MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS EN MI VIDA.

 

YES. DIRTY DANCING.

Para los que no la habéis visto, la película va de una niña pija que se va a un camping de jubilados a pasar el verano con sus padres y su hermana, que sería como la Infanta Elena pero sin el como.

La protagonista se llama Beibi y es la preferida del padre, que es médico y la quiere casar con el hijo del dueño del camping. Pero Beibi, como una buena niña pija e inteligente, es más de irse a pasar el rato con el staff del camping. Y es allí, transportando un melón que no es el suyo, llega a una cuadra donde hay mucha gente restregándose el choto mientras baila (lo siento madre, no había sinónimo). Y entre bailes y petings, ve a un jamelgo  (D.E.P. Patrick love you wherever you are) que la mira de reojo. Y a ella se le caen las bragas. Y atraviesan el suelo. Y el subsuelo hasta ir a parar a un yacimiento de petróleo. Y el jamelgo está con una rubia. Y la rubia IS PREGNANT. Pero no de él si no del novio que se ha echado su hermana la Infanta. Y se ve que Gallardón debe gobernar también en esa época porque necesitan hacer un baile para pagarle un aborto ilegal. Y beibi, que es una pija inteligente con buen corazón, le dice que ella le sustituirá aunque la pobre baila con el mismo estilo que mi padre.

Y él, a golpe de paquete, le enseña a bailar un chachá.

Y a ella se le queman las bragas a lo bonzo.

Y él pierde la paciencia porque ella baila peor que Stephen Hawking. Y  le enseña el «cucum-cucum-cucum» para que tenga ritmo.

Y al rozarle los tersos pectorales a ella le salen fuegos artificiales de las bragas faja. Y él la mira con ojos de gamberro. Y a ella se le caen los pantalones bombachos que le hacen el culo de pera, al suelo y sin desabrochar. Y le mira. QUE GUAPO ERA EL JODÍO. (Patrick you was very handsome). Y le dice lo de «este es tu espacio y este es mi espacio». Y ella aprende a bailar mientras cada vez le quedan menos ropa interior. Y aprendiendo a bailar no solo pierde las bragas, pierde hasta la virginidad en una cabaña de dudosa higiene y en un catre que si viniera el CSI sacaba el ADN de medio camping. Y seguramente ha pillado el ébola. Y vaginitis. Y la peste negra. Pero ella aún no lo sabe. Así que se acuesta con el jamelgo y se enamora. Y hacen el baile. Y ella va vestida como una jubilada. Y a la rubia le hacen el aborto clandestino. Pero se lo hacen mal y tiene que avisar a su padre. Y su padre se cabrea porque estaba roncando a pierna suelta. Y la deja de hablar. Y para castigarla convierte en su preferida a la Infanta que se ha puesto cocos en los implantes mamarios a modo de disfraz. Y el gamberro lo echan porque dicen que roba carteras. Y se despiden. Y acaba el verano.

Y en la fiesta de fin del verano él vuelve. Con sus músculos. Y su tupé. Y sus gafas de sol. Y su cazadora de cuero (porque los malos llevan cazadoras de cuero), y sus pantalones apretados en la que se puede intuir un generoso bulto, seguramente de calcetines. (Sorry Patrick). Y va hacia ella y le dice:

– No dejaré que nadie te arrincone.

Y curiosamente ella está sentada en una esquina. (TOUCHÉ). Y a ella le quedan las bragas como la piedra pómez. Y le hace chiribillas con los ojos. Y el padre se pone en medio, y la madre le dice que los deje. Y entonces Patrick irrumpe en el escenario y todo el mundo calla menos la infanta que el sonido de los cocos la ha dejado sorda.

Y viene… EL ORGASMO FINAL…

El baile que a todas nos dejó enamoradas…

Bailan. Como los ángeles. Él baja del escenario con las rodillas (porque los gamberros se dejan las rodillas al bajar del escenario) y allí hay un fallo de raccord. (PREMIO AL QUE SE FIJE). Y entonces él va a buscar a los amigos frota-chotos y ellos le siguen la coreo como si la bailaran cada día. Y él le pregunta, con un simple movimiento de tupé, si ella está preparada. Y ella dice que sí con la napia. Así que baja corriendo y se tira encima de él. Y él la coge del PUBIS y la eleva. YEAH, UNO DE LOS MEJORES MOMENTOS DE MI NIÑEZ.

Este baile lo habré bailado mil veces con mis hermanas. Tenemos cicatrices que lo demuestran.

Pues sí, este es mi secreto. NO SE HA HECHO OTRA PELI COMO ESTA.

Una vez, en una de las cenas del audiovisual salió la típica pregunta:

-¿Cuál es la película que te ha gustado  más?

Yo, que había bebido más de los que la DGT recomienda, me vine arriba y confesé en voz alta:

-Dirty Dancing.

Hubo un silencio sepulcral. Todos me miraban.

Desde ese día decidí cambiar de peli favorita y decir ‘Los goonies’ que era mucho más aceptada en mi círculo audiovisual.

Que sí vale, el niño gordo, el chino, el vigoréxico y el asmático hacen risa, pero Patrick Swayze, amigos, tiene una cosa que va más allá de todos los tecnicismos audiovisuales.

Patrick Swayze  te fulminaba la ropa interior con sólo una mirada.

BESIS.