Apreciados maifrens,
Una madre está preparada para una plaga de piojos, un pañal con sobreproducción de bullshit, encontrar una mancha de galletas de chocolate en el pantalón cuando llegas a la oficina, levantarse a las tres aéme y buscar un chupete desaparecido e incluso para meter el dedo dentro de una garganta infantil para sacar un trozo de algo en medio de un colpaso por atragantamiento.
Pasar una tarde de verano en un cuartucho de urgencias, no tener qué ponerse el único día que sales con tus amigas, escuchar la canciones infantiles de esas que matan neuronas, saberse los diálogos de Brave de memoria e incluso repetir los sonidos de todos los animales de la granja, cada día, de cada mes, de los 365 días del año.
Una madre está preparada para saltar con la mirada la cartelera del cine, no encontrar nunca hora para hacerse las raíces y llevar el pelo blanco nivel Frozen, ir con la ropa de verano en modo butifarra para incrustar las penurias aún del postparto e incluso en ignorar la montaña de ropa sucia a lo Torres Pretonas, cada vez que pasas por delante de la lavadora.
Para elaborar una cena con las cuatro mierdas a punto de caducar en la nevera, seguir con el trabajo-la-compra-la-niña-la-casa aunque estés en tu primer día de regla, disimular tu careto de Courtney Love por las mañanas e incluso aceptar que hoy tienes un día de mierda y que pasas de sonreír a lo comercial de avancar en la salida del metro
Una madre está preparada para dormir a la niña en medio de un concierto de reggaeton, sacarte la teta hasta en el vaticano, montar una infraestructura con maletas y camión de mudanza para pasar una tarde en la playa o correr, sintiendo como rebotan las lorzas al viento, para que tu cachorro llegue a la mayoría de edad con el menor rastro de cicatrices.
Para pasar del llanto a la risa y de la risa al me-cago-en-tó-lo-que-se-menea que las hormonas provocan, vivir en una casa antipinterest, entablar conversaciones banales con gente que no conoces de nada sobre niños e incluso para quedarte cada noche dormida en el sofá, con las cervicales a lo rígor mortis, cuando tratas de ver una serie de Netflix.
Una madre está preparada para hacer una receta de tres horas y que tu cachorro prefiera nuggets congelados, una lucha cuerpo a cuerpo para el momento baño, sobrevivir a las compresas del postparto o desarrollar bíceps nivel crossfit cuando tu hijo está enfermo y sólo se consuela en tus brazos.
Para esquivar a las abuelas que quieren manosear a tu inocente churumbel, ir a trabajar con el ritmo neuronal de una momia o conjuntar rayas con cuadros, pana con lino y otras tendencias sin sentido ninguno con lo que queda en el armario.
Una madre está preparada para sufrir en plena ola de calor por si tu hija tiene frío, para escuchar miles de consejos que miles de personas insisten en regalarte, de ir al zara kids y dejarte los ahorros de toda una vida o de ir al super a comprar sal y volver con 5 pentatrillones de bolsas a rebosar de las que valen 5 céntimos.
Para sobrevivir a una tarde en el parque, para despedirte del serum y la tersura epidérmica o aceptar que nunca cumplirás la lista de menú semanal que el domingo pegas en la puerta de la nevera.
Pero una madre no está preparada para llegar a casa después de una anti-relajante clase de yoga en familia y descubrir que tu hija está tan callada porque está lamiendo la suela de un zapato que…. no es suyo….
Al pobre niño que volvió sin zapato a casa o la pobre madre que lo tuvo que llevar en brazos… #LoSientoTíos…
Porfavoooooor!!! Literalmente: me meoooooo😂😂😂
Pobre niño descalzo… Seguro que la señora de Murcia lo hizo porque hay suelas que tienen gusto de fresa!!! 😂😂😂
😂😂😂😂 totally