CRISIS, DIARIO DE UNA PARADA ESPAÑOLA, Sin categoría

Lunes

Apreciado diario:

Hace unos meses, alentada por unas amigas y después de leer un artículo del VOGUE sobre los beneficios del deporte y el ejercicio físico, decidí apuntarme a la “cursa de la dona”.

La carrera fue muy fácil: Escribí mi nombre, apellidos y DNI, e hice una transacción de 7 euros.

Al cabo de unos minutos, recibí en mi bandeja de entrada un mail que decía que la había realizado con éxito. Fue en ese momento cuando empecé a sentir cómo las endorfinas se liberaban por el ejercicio post-gimnástico  e incluso pude contar un michelín menos en los laterales de mi espalda.

Los días fueron pasando, seguidos de las semanas y los meses, hasta que recibí una misteriosa llamada:

Era mi amiga Silvia Bianchi, que me llamaba para darme  muy malas noticias:

(música de suspense)

Las instrucciones que realicé para apuntarme no eran suficientes, también teníamos que recorrer… 6 kilómetros…

….6 k-i-l-ó-ó-ó-m-e-t-r-o-s….

Estando todas mis amigas al corriente, y siendo la única que no había leído la letra pequeña, me hice la “ah claro, nos vemos allí” y dejé las onomatopeyas para cuando colgué.

Después me pasé la noche llorando desconsoladamente, mientras RuyRodrigo me hinchaba a carbohidratos disfrazados de empanadillas argentinas y alfajores para tener más energía para la carrera.

Cuando conseguí por fin conciliar el sueño, fui interrumpida por el despertador que sonó a las ocho de la mañana (las siete en Canarias).

Mi cuerpo, rebelándose por la falta de cordura e intentando poner orden en el asunto, decidió que ese era un GRAN momento para que tuviera su aparición estelar…

Así que mientras mis ovarios desarrollaban uñas con las que arañar mis entrañas, yo me calzaba unos pantalones elásticos, mi camiseta rosa, y colocaba en una mochila un botellín de agua con el que doparme a IBUPROFENOS.

Una vez llegamos a la citación de la carrera, intenté evitar los controles anti-doping debido al atiborramiento farmacéutico que llevaba en las venas.

Así que muy a mi pesar, junto a mis amigas, me puse en la línea de salida y empezamos a correr.

Al principio éramos cinco. Luego quedamos 4. A los diez segundos éramos 3, y a los once estábamos solas Bianchi y yo. A los doce tenía un tirón en la ingle y un gemelo que me había subido hasta la chepa.

Cómo si de una película de media tarde de Antena 3 se tratara, me giré hacia mi fiel amiga y le dije…

Pero Bianchi, abriéndose paso entre las abuelas, me susurró:

Pero tía, ¡si ya estamos en la meta!

Desde ese momento ya no recuerdo nada más, perdí la consciencia y cuando me desperté estaba estirada en mi cama, dictándole esta entrada al rioplantense mediante movimientos de pestañas.

Es por ello, que quiero agradecer esta entrada a mi amiga SILVIA BIANCHI, por haberme acompañado en  en los últimos puestos de ese VIETNAM llamado “la cursa de la dona”

Atentamente:

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1 comentario en “Lunes”

  1. JAJJJAAJAJAJAA…. y después dicen que el deporte es bueno. Gracias por las risas que me echado. Yo vi la cursa de lejos lejos, en la cafetería de Las Arenas.

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