Masaje Perineal

Apreciadas maifrens,

La cosa se está poniendo seria que una servidora ya está de baja, ZENKIU GOD,  y encima con su jasban que justo ha acabado un proyecto y hasta que no le salga otro disfruto de su compañía y lo exploto nivel Bangladesh a partes iguales. Ahora mismo estoy en lo que viene a llamarse  EL FUCKING CIELO, con la niña en la guardería de 9 a 17 y una vida de ocho horas por disfrutar desparramando el cigoto en el sofá, un príncipe azul a mi total disposición  y un cojín de lactancia con cero glamur instalado entre las piernas.

Aunque no todo va a ser bueno, que ya sabemos que la vida te da una de cal y un revés que te rompe las paletas, y es que este nuevo estado tiene fecha de caducidad. El parto está al caer en 4 semanas, 3, 2, 1…. júnous…. y mis partes nobles tiemblan con sólo pensarlo.

Para las que queráis saber lo que sucedió en mi primer parto os lo resumo en:  Estuve 33 horas intentando dilatar, pedí la epidural de las maniobras de Hamilton, Perrinton y Eduardo Manostijeras que me hacían para «acelerarlo» y noté que se me acabó el efecto de calmante justo en el momento en que le dije a mi jasban «Amor, ves a fuera y dile a la matrona que la niña se ha equivocado de agujero y me está saliendo por el culo» por sorpresa de mi dulce de leche que me quería hacer entender que eso no era físicamente posible hasta que la matrona le dijo que eso quería decir que estaba en completa y que sólo faltaba empujar. Sí, empujar sin efecto de la epidural #graciasporestesueño.

En fain, que la niña salió sana y salva pero mis bajos quedaron nivel desguace, con una reconstrucción de punto de cruz que requirió no sólo a enfermeras, si no a jubiladas con agujas de ganchillo.

Por ello después  de volver a hacer vida normal gracias a la rehab, ejercicios de kegel, etc. cuando fui consciente que hiroshima volvía a aproximarse a mis partes nobles pregunté por una fisio berberechil a la que acudir para prepararme bien antes del evento.

«Muy bien, tienes que venir con tu pareja»Me dijo ella, dicho y hecho, me presenté en su consulta con el dulce de leche preparado hasta con una libreta para coger apuntes.

Me hizo estirar en una camilla y desnudarme de cintura para abajo mientras ella y el argentino se ponían unos guantes para hacerme «un masaje» llamado MASAJE PERINEAL. «Abre las piernas un poco…» dijo amablemente. Yo las abrí con la incomodidad que ya de por si tiene tener a una desconocida face to face con tu gormiti y, encima, acompañada de tu príncipe azul. «Bien, la cuestión es que tenemos que empezar a trabajar esta zona que esta muy tensa» le dijo a mi partener mientras me metía las falanges. «Ui, ai, ui, ai» me iba quejando yo. «¿Ves que está duro?» le decía a mi jasban que asentía mirándome con cara de pena «Pues lo trabajas así…». Aquí debo matizar que cuando ella decía «así» quería decir con violencia nivel narcos callejeros en plena reyerta. Me tapé los ojos. ¡OHMAIGAT! «Ahora voy a introducirte otro dedo…» dijo la madarfacar mientras yo notaba que o bien se había hecho la manicura de porcelana o en lugar de un dedo había introducido una navaja.

«Lo ideal es meter cuatro dedos» le decía al rioplatense mientras este metía delicadamente el suyo. «No seas tímido, hay que darle fuerte para que se vuelva elástico». Alguien quería ablandarme hasta el endometrio a base de hostias como panes. «Au, ui, au, ui» podía alcanzar a decir yo. «Bien, estás muy verde. Esto lo vais a tener que practicar en casa, cada día». La hippie debía pensar que a nosotros el rollo masoca nos iba.

«Ahora te introduciré un globo que irás hinchando hasta que haga 10 cm, que es lo que mide la cabeza del bebé, y luego te lo sacaré como si hicieras un pujo. Vas a notar un pellizquito…» ¿UN PELLIZQUITO? ¡FORDAJISUSCRAIST mi piel berberechil estaba en carne viva! Ahí me envalentoné y mirándola a los ojos le supliqué «perdona, ¿pero podemos hacer esto con la epidural?» a lo que ella me contestó con una sonrisa «qué graciosa… jajajaja… la epidural, dice…». Por suerte la recepcionista interrumpió la sesión porque alguien en el mostrador la reclamaba (seguramente los mossos de escuadra por una denuncia de la paciente anterior) momento en que quise aprovechar para decirle al rioplatense con lágrimas en los ojos que nos diéramos a la fuga aunque fuera por la ventana, pero justo cuando iba a decírselo él se adelantó con un

«Amor, me estoy mareando…»

Y ahí, al borde de las lágrimas, me cogió un ataque de entre risa y histeria al que mi jasban, blanco como el papel de fumar, se contagió.

EPISOTOMÍA  1  BERBERECHO MRSLAYUNTA 0

P.D. Ahora estamos haciendo el masaje en casa pero la versión light que nos explicó la ginecóloga (dabestindaguol) que es mucho menos 50 sombras de grey y mi príncipe azul puede realizarlo sin que le de un blancazo.

¿Y vosotras? ¿Pasasteis por la tortura?

Besis.