I´m a surviver

Apreciado diario,

Como las que me seguís por mis redes sociales sabréis, el sábado a las 17h estaré en la Feria Bebés y Mamás en la Fira de Barcelona, dando una charla sobre Cómo ser mamá y no morir en el intento.

Debo confesar que aunque cuando me lo propusieron desde la revista Mi bebé y yo acepté casi sin pensarlo, ahora que la fecha se acerca empiezo con los sudores fríos, el tembleque en las piernas y hasta el fallo multiorgánico porque maifrens… soy una persona tímida.

Os dejo de piedra, ainnou.

En fin, pues eso, que quiero hablar de este blog, que empezó hablando del paro, luego de las cosas de la vida y desde que me quedé embarazada, de la maternidad, y más concretamente, de mi día a día como superviviente de la maternidad.

Y cuando digo superviviente, quiero decir superviviente, que no pretendo ser la madre del año, ni del mes, ni de la semana, para que me entendáis, no tengo suficiente elecaseimunitas para intentarlo, ni tiempo, ni aliento, yo lo que quiero es intentar educar a a un cachorro que vive soñando en meter los dedos en un enchufe, en comerse las pilas del mando y en definitiva, jugar a la ruleta rusa con la vida, con objetivos humildes y sencillos como el de ceder el asiento en el autobús y el de escuchar regaetton con los auriculares puestos.

Y es que en estos tiempos de la era digital maternal en que por las redes circula toda clase de informaciones contradictorias, todas avaladas por eminencias y expertos en la materia infantil, o te lo tomas en broma o te vuelves loca.

Que si mejor darle la teta hasta los 6 meses, que si mejor hasta los 18 años, que si darle papilla, que si mejor empezar por los bigmacs, que si llevarla con la mochila deforma la espalda, que si la hace más esbelta, que si chupete sí, que si chupete no… una locura.

Y ya empecé a darme de cuenta de ello cuando me quedé embarazada. Que todos los blogs hablaban del feliz momento en el que vivía una mujer, y yo me encontraba fatal, tenía mucho sueño y pocas ganas de vivir durante el día, que dices, ¿y qué tiene esto de bonito?

Ellos hacían referencia a que era la mejor época que se puede vivir y eso me deprimía, porque yo no estaba disfrutando de ello. Lo único que me gustaba era hacerme ecografías y eso en los artículos no salía.

Luego llegó el segundo trimestre, en el que en teoría debía sacar arco iris por los poros de la piel y lo único que le veía yo de bueno era que me encontraba un poco mejor y que notaba las pataditas del cigoto, y luego ya viene el tercer trimestre, que dura más que la adolescencia, que pesas más que tu madre y que, además, ya no te hacen ecografías. No one.

Dejé de documentarme cuando empecé a leer sobre el parto, sus complicaciones y que si era mejor en casa, en el hospital o en el establo. Allí decidí que había tocado fondo y que a partir de ese momento seguiría mi instinto, que nuestros padres no tenían tanta información y los de mi generación tan mal no han salido. Vale, Britney Spears no cuenta.

Que yo iría más a toque de silbato: la niña ríe, es feliz. La niña llora, tiene un problema que solucionar. Y así ir apagando fuegos hasta que tenga 18 años y se vaya a vivir con las amigas. Por ello me centré en desmitificar la maternidad en el blog, compartir mi día a día real y acabar con la imagen de madre perfecta.

Y es que, lejos de la perfección, soy una marichochi que hace lo que puede, como puede y cuando puede y hablar de ello sin tapujos hace que le saques importancia al hecho de que hoy no te haya dado tiempo de ducharla, de que hayas preferido darle el biberón a la teta o de que hagas colecho para poder aprovechar esos minutos de la cuna a la cama.

Porque muchas somos mujeres reales, imperfectas, trabajadoras, agotadas, luchadoras y locas, que aprenden día a día a entender y a disfrutar con humor la aventura que supone convertirse en madre.

Besis.