Apreciado diario,
A mí lo del cambio de hora me parece que lo hace el gobierno para parar la superpoblación en el planeta; que digo yo que cuando una no tiene hijos el cambio de hora le importa lo mismo que la cotización de bolsa en Alaska, un pimiento morrón, pero cuando te toca con descendencia y ves los efectos secundarios que conlleva en una misma: vejez prematura, constantes vitales a lo montaña rusa y perdida de colágeno a la velocidad del rayo, ya se da cuenta que disalik a lot of todo el asunto.
Por eso cuando se juntaron unos marichochis entendidos en el tema, o eso decían tampoco me fijé en su Linkedin, pensé que ya era hora que por fin dejemos de avanzar y atrasar el reloj, vaya a ser que jugando tanto con el tiempo nos quedemos en un bucle atemporal sin ir ni p’adelante ni p’atrás, a lo película del “El día de la marmota”, que necesito ir superando etapas como las rabietas y el gateo en dirección dedos al enchufe, porfavortepido, que también soy persona y el estar toda la tarde siguiendo todo lo que hacen mis hijas ya roza la esclavitud de la Edad Media.
Pero van los marichochis y deciden que de momento sigamos cambiando de hora, que tendremos un ahorro energético. Que no quisiera yo malmeter, pero si fuera así Endesa, que no es muy de pensar en los pobres, les metería una querella criminal para cobrar todos los céntimos que se le deben y aquí no se atrasaría ni un nanosegundo. Pero oigan, que les tienes que dar las gracias porque ahora pagarás unos céntimos menos en la factura de la luz y “dormiremos una hora más”. Que cuando me dicen esa frase me dan ganas de saltar cual depredador con mis cachorras y clavarles nuestras uñas que llevamos de Aramis Fuster por no tener ni tiempo para manipedis.
Que si ya mi casa tiene más actividad nocturna que estudio 54, con el cambio de hora mis hijas han decidido vivir del revés y levantarse a altas horas de la mañana con la energía al 100% y con el carácter agriado como si estuvieran de jet lag. Y dile tú a una threenager que se la levantado con la recortada bajo el pijama que no puede comer galletas de dinosaurio para desayunar porque la fogata que hay en el cubo de la basura está hecha con sus pantalones y ropa interior de algo que le sentó mal el día anterior.
Le da igual que aún no te hayas hecho ni la primera dosis de cafeína que ya te monta un pollo estratosférico pidiendo ser empadronada en casa de los abuelos. Y la segunda, que tampoco estaría sacando unicornios por las pupilas, mientras la primera está en plena performance de exorcismo para poder sacar a Lucifer de sus adentros, llora por solidaridad y por necesidad de que alguien le cambie el pañal que es más grande que su cabeza.
Remontar ese momento a las cinco de la mañana para empezar con buen pie el día es como remontar la imagen de amistad de la reina y su suegra después de la performance de la selfie, un milagro que ríete tú del euromillón.
Y a ver ahora quién es el guapo que les vuelve a dar la vuelta en horarios a las niñas, que la mayor sale del colegio con los ojos inyectados en sangre pidiendo un colchón para desmayarse ya a primera hora de la tarde, que eso es pan para hoy y hambre a las cinco de la mañana, y la pequeña, que no es muy de dormir del tirón por la noche aunque se haya quitado sola las siestas durante el día, vaya a ser que durmamos un poco y nunca más nos despertemos, se levante diez veces a la noche para hacer chupitos sin pasteurizar.
Así que a ver si alguien pone un poco de coherencia en todo esto y el año que viene en ese grupo de marichochis estudia si adelantamos el reloj o no, buscan también a una madre surviver que les ponga un simulador de «baby shark» y «Jhoni,Jhoni yes papa» a altos decibelios altas horas de la madrugada.
Besis.
P.D. ¿A vosotros también os ha afectado el cambio de hora?
Beibisakdudududududubeibishakdudududududu…beibishak!
He movido las rodillas al ritmo de la canción