Apreciados maifrens,
Se ve que mientras estaba yo de Rodríguez, luchando con mi cachorro para desenredarle el pelo post-huracán katrina que le queda después de todo un día de delincuencia, Beyoncé hizo un super espectáculo que lo flipas aquí y en una galaxia paralela, en un evento que se llama los Grammies.
Que yo no sabía que existían ni cuando lo echan por la tele porque últimamente estoy más de música infantil andergraun del estilo «el pato y la pata se van a casar» o «la vaca lola, que tiene cabeza y tiene cola» que son canciones de esas que ‘perjudican gravemente su salud y de las que están a su alrededor’ y que son peores que esnifar pegamento
«Very stronga» pensé yo después de dejar ko a la niña en mi cama, que hemos vuelto a la mala vida nocturna del colecho para evitar pasarnos toda la noche por el pasillo, y me puse el vídeo para poder apreciar la magnitud del evento mientras me zampaba carbohidratos simples, compuestos y pluscuamperfectos acompañados de grasas saturadas casi sin masticar.
«Esto es un matriarcado con mayúsculas» decían algunos artículos de esas revistas femeninas que ojeo en Diagonal para no sentir que mi armario es lo más parecido a un outlet del humana.
Para los que aún no lo han visto lo resumiré así: Se ve que el evento empieza con hologramas de su madre, su hija y su hermana; todas ataviadas en tonos dorados, en un claro homenaje a la feminidad, al poder de las mujeres y al matriarcado.
Pues qué quieres que te diga, poco representa a la feminidad que yo conozco y al matriarcado que yo vivo. Que mi madre no hubiera podido venir a los gramis, porque no sólo aún no se ha podido jubilar la pobre, si no que además tiene 5 nietos (por el camino de tener 6) y cuando acaba de trabajar siempre hay alguna de nosotras que la necesita. Que eso es un matriarcado y explotación genética a partes iguales. Y que, me disculparéis, poco me representan mi feminidad tres mujeres que tienen un cuerpo del que sólo podría soñar con photoshop. Que yo me pongo un mono dorado y parezco una morcilla de Freixenet con menos glamour que Paquirrín con lentejuelas. Y la madre de Beyonce tiene menos celulitis que una servidora en la adolescencia. Que para mi si hay que reclamar algo es que las croquetas también tienen derecho a ser devoradas y que las lorzas son curvas de felicidad y de buenrollismo.
También debo decir que le digo a mi madre que se ponga un vestido romano para proyectar su imagen en un concierto multitudinario y me dice «claro que sí, guapi» después de desheredarme y anular mis próximos canguros. Sin miramientos.
También, siempre según artículos, canta contra el patriarcado y la imperfección, el saber perdonar (se ve que su jasban se fue de picos pardos) y que no se puede ser un matrimonio perfecto y que las mujeres no somos objetos. Que digo yo que eso se reclama con las piernas sin depilar, quemando a lo bonzo unas bragas faja delante de miles de espectadores o haciendo una performance con un ángel de Victoria sicret y un croissant de chocolate.
Y que si quieres reivindicar que los matrimonios no son perfectos, es mejor poner hologramas de imágenes cotidianas como cuando estás en el baño en tu momento olbran y entra tu marido a lavarse los dientes, que eso de romántico y perfecto no tiene nada, o un podcast de como roncas mientras tu dulce de leche te amordaza con la almohada. Que eso representa la REALIDAD como la vida misma y el saber aceptar al otro con sus bullshits malas y sus cosas buenas.
Y ya ni te digo lo de llevar a mi hija de concierto, que ni se ve de lo rápido que empieza a destruirlo todo. Que la sra de Murcia es como un demonio de Tasmania pero con coletas. Te despistas 4 segundos mientras está empezando el estribillo y te queda el escenario como las ruinas romanas.
Así que aunque soy muy fan de Beyoncé y he movido arritmícamente mis lorzas al son de todas sus canciones, debo decir que yo no veo todos esos mensajes ocultos. Que la marichochi ha hecho un espectáculo muy de marketing para vender sus canciones y sus cosis y me alegro por ello. Pero que, desde mi punto de vista, poco tiene que ver con reclamar el matriarcado contra el patriarcado. Que si nos ponemos así, hasta la Vaca Lola-que-tiene-cabeza-y-tiene-cola, depende de cómo lo mires puede ser un llamamiento al veganismo y al vivir en paz y harmonia forever enever.Y yo, en cambio, sólo veo una canción de una becerra que te destruye las neuronas y te chupa el alma.
Besis.
Molt ben dit, Beyoncé forever però visquen la realitat!!!
Per cert, quan toca sessió de les cançons del » Pavo y la pava se van a casar», «el gallo y la pata» etc……. si puc es clar, em poso a ballar, així passen millor i faig exercici. El sr. Zenon la ha liat parda a la granja … i hi ha cançons traduides al anglès com » Lola the cow» 😂😂
Segueix així, m’agraden els teus posts.
Isabel
Jajajaja moltes gràcies Isabel!