BEBÉ, HUMOR, MADRE

El dialecto maternal

Apreciado diario,

Las madres hablan un idioma especial.

Todo empieza el día que decides ir a buscar un cachorro, aún no lo sabes, pero estás a punto de mutar de «HOMO SAPIENS» corriente y moliente a «MARICHOCHI FRIKI» de las que han hecho un postgrado sobre la fase lútea, el día de la ovulación y las mejores posiciones para hacer el amor y quedarse pregnant.

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Luego, cuando la suerte está echada, mientras los otros humanos están pensando en «con quién quedaré hoy para tomarme unas cañas», tú estás como si se tratara de un superhéroe, alerta a todos los síntomas de tu cuerpo para predecir el embarazo. Me duelen las tetas, estoy embarazada. Huelo los efluvios a choto del cuarto de baño, estaré embarazada. Quiero comerme un croissant de chocolate, estaré embarazada. Y así te puedes echar una tarde entera leyendo en el YAHOO RESPUESTAS los síntomas de embarazo y aprendiendo expresiones nuevas como llamar «warry» a la regla o «hacer los deberes» a las relaciones sexuales.

leyendo

Con el tiempo te quedas embarazada de verdad y entras dentro de una secta que habla de la triple screening, al pliegue nucal, la toxoplasmosis y la morfológica. Y mientras a tu alrededor siguen contando el tiempo con el calendario anual dividido por meses, tú hablas de semanas y trimestres.

¿De cuánto estás?

De treinta semanas, 3 días y 8 minutos aproximadamente.

what

Luego, cuando estás ya a punto de caramelo, hay dos palabras que te gusta menos que las camisas con hombreras:

ESTÁS VERDE

Qué significa que estarás embarazada foreverenever y que tu cigoto está pegado con loctite en el útero. BAD NEWS maifren, ha pasado la fecha prevista y aún te quedan 2 semanas más de embarazo que equivalen a 13 meses de vida humana normal.

Una vez transcurrido el año bisiesto de tu embarazo, si el cigoto no ha decidido salir a la intemperie, la ginecóloga se apiada de ti y te meten una bullshit por las venas que se llama oxitocina y que son unos pequeños antidisturbios que te entran por el cuerpo y te meten una paliza en el útero para desalojar a tu cigoto de dentro. Allí es cuando dejas de hablar de semanas y empiezas a hablar de centímetros.

¿De cuánto estoy?

Dices imaginando ya que se puede ver la cabeza de tu cachorro asomándose a la intemperie.

La ginecóloga utiliza un martillo para meter un dedo dentro (tecnología punta) y sentencia:

No llegas a medio centímetro…

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Después viene el proceso en el que ya eres madre y te olvidas de las semanas y los trimestres, y el tiempo vuelve a contarse por meses, pero no por años.

Mi hija tiene 18 meses

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Y mientras a tu alrededor la gente sigue con los mismos conceptos y vocabulario de siempre, tú vocabulario se agranda para incluir palabras como sacaleches, pezonera, mastitis, prevenar, percentil, maclaren, mochila ergonómica e incluso modificas la forma de ver a ciertos objetos como la pata del jamón serrano que ahora es el muslo de la Peppa Pig, los enchufes que pasan a ser más peligrosos que Bin Laden o saber que una caca puede explosionar más que una bomba de Iroshima.

Y es que cuando una es madre, casi sin darse cuenta, pasa a hablar un idioma especial que ríete tú del de la Tierra Media.

 Besis.

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1 comentario en “El dialecto maternal”

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