Sola ante el peligro

 Apreciado diario,

Desde que Matilda nació, el dulce de leche ha estado las twenty four hours que tiene el día a nuestro lado. Y es que al ser mi príncipe azul freelance, cuando nuestra heredera vino al mundo nos liamos la manta a la cabeza y decidimos que el padre se cogiera tres meses sabáticos para disfrutar de nuestro pequeño óvulo fecundado.

ZAS. LOCURA.

Y así hemos vivido como si fuéramos una familia nórdica, felices y tranquilos, hasta que la realidad nos ha roto el tabique nasal, los sueños y ha bajado mi esperanza de vida, porque RUY HA VUELTO A TRABAJAR.

Y eso, maifrens, significa… QUE YO HE PILLADO CACHO.

A lot of, morenauer.

Y por primera vez me he quedado sola ante el peligro, alone at the danger,con la señora de Murcia, que para más inri, ha empezado con la crisis de los tres meses que viene a ser la adolescencia de los cachorros que la lleva a gruñir constantemente, mantener peleas de lucha libre con mis pobres ubres que además de caídas están arañadas y dejarme claro con llantos a lo final de Titanic que el invierno dislaik, y llevar abrigo dilsaik aún más.

Y es que no me extraña que exista la depresión postparto, si es que hasta tienes que cagar con la hamaquita dentro del baño con tu pequeño alfajor mirándote fijamente y sin pestañear, para poder certificar que no se atraganta mientras tu haces tus necesidades básicas. Y ya no te digo sacarte el bigote, que esto ya es de madres con nannies, o de comer algo que no sea precocinado.

Que Matilda desde que está en los meses del pavo, hace microsiestas de 8 nanosegundos, que aprovecho para calentar algo en el microondas y engullirlo sin masticar, tan rápido, que creo que tengo quemaduras de tercer grado en la tráquea porque cada vez que toso me sale pellejo muerto.

Eso sin hablar de que mientras la distraigo para que no llore, tengo un embudo en la teta sacándome leche para cuando vaya a la guardería, y además, le envío guatsaps a ruyrodrigo para que sepa que estoy tocando fondo.

Totallity, que entre tanto trajín me quedo dormida al lado de mi microadolescenta y cuando me levanto veo ronchas mojadas en la camiseta porque ha estado intentando mamar a través de la ropa. YES, MAIFRENS, GLAMOUR A RAUDALES.

Y es entonces cuando me doy cuenta que lo mejor es que nos de el aire. Y entonces lleno la maleta de la niña con todo lo que necesita para dar una vueltecita, que es más o menos media casa, y después de una lucha de pressing catch consigo ponerla en el cochecito y embutirle el abrigo, mientras la niña llora como si le estuviera cortando los brazos. Y salimos a pasear y a romperle los chakras a todos los que van a nuestro lado, hasta que la niña se cansa de llorar y duerme una siestecita.

Y ahí, mientras la señora de Murcia se queda petrificada, puedo contemplarla y admirar lo preciosamente perfecta que es mi ángel de victoria sicret, y hasta arreglarme el moño en algún escaparate o tomarme un café en algún bar disfrutando de los pocos momentos zen que te da la maternidad.

Y entonces llego a casa con la niña aún convaleciente de la siestaca que se ha metido y en un rebota-rebota-y-explota se la doy al rioplatense mientras yo me voy a darme una ducha con mascarilla e intentar volver a ser persona, mientras al notar durante cinco minutos como el agua caliente me resbala por la espalda, pienso en la admiración que siento a todas aquellas madres solteras que deciden traer solas un cachorro a este mundo.

ESTA ENTRADA VA DEDICADA A ELLAS.

#Osquierotías