Jueves

Querido diario:

El entusiasmo, por no decir frenesí provocado por el proyecto lucrativo “Vallirana Strít”, cayó en picado cuando nos denegaron los permisos para ejercer ludopatía ilegal en el edificio.

Careciendo mis súbditos colindantes de gran corazón y más aún, comprensión, me obligaron a anunciar mi renuncia como presidenta del edificio, en medio del portal y en hora punta de correo comercial.

Cómo padezco déficit de atención desde mis orígenes más tempranos, y por ello no recordando nada de los que acontece después de 15 minutos transcurridos desde la acción, fue cuestión de tiempo pasar del llanto al optimismo, con nuevas ideas renovadas:

Y es así como decidí, con la ayuda de mi aliado y estimado dulce de leche, emprender un peligroso viaje para dejar de esperar, e ir en busca de mi ansiado anhelo: UNA NÓMINA A FINAL DE MES.

Bajo un clima de matiz subhúmedo y septentrional, y viendo que con la tontería se había hecho la hora de comer, decidimos dejarnos llevar por el romanticismo, en el único lugar que nos podíamos permitir:

Una vez habiendo llenado el buche, y con las venas rebosantes de colesterol, emprendimos de nuevo nuestra peligrosa aventura para hallar el motivo de mis anhelos…

(música de suspense)

 MI TESORO…

Y como toda historia de aventuras, el camino no fue nada fácil.

Primero nos encontramos obstáculos en el metro,

y en la salida del metro

A los primeros nos los sacamos de encima mostrándoles nuestras vestimentas y prometiendo ser “compañeros infiltrados”, a los segundos tuve que ser más concisa. Les enseñé una pechuga y se quedaron congelados.

Poco duró la tregua, ya que en la calle nos esperaban más amenazas…

A la fuerza de empellones y codazos, conseguimos llegar agotados y con las vestiduras rasgadas hasta nuestra meta final.

El santo lugar dónde se encontraba nuestro objetivo. LLEGAMOS POR FIN…

(música instrumental in crechendo)

A NUESTRO DESTINO.