Apreciado diario, A media noche me desperté sediento, inquieto y sudoroso. La herida que me había hecho en la mano el 11 de setiembre colocando la bandera de nuestra patria en el balcón, estaba roja, hinchada y podía sentir palpitaciones en ella. Intentando no hacer ruido para no despertar a mi mujer, que yacía dormida… Sigue leyendo Jueves.
